Resistencia al Cambio en la empresa / en la vida

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¿Quién podría resistirse ante los encantos de una metodología como el Change Management? Sin duda los beneficios que promete son atractivos, así como sus formas de actuar y los riesgos que parecen mitigar. En mi experiencia particular, desde el primer momento que escuché hablar del tema, ¡me apasionó!

En mi opinión, lo que hace tan atractivo al tema es el necesario estudio y entendimiento de las personas para provocar los cambios que queremos -como si esto fuera humanamente posible-apoyándonos en una metodología que nos permita aproximarnos a este análisis de forma lógica y estructurada. En mi experiencia, la metodología funciona y funciona tan bien que a eso se dedican muchas empresas, sin embargo hoy aprovecharé este espacio para compartir una reflexión que creo necesaria: El Change Management aún se percibe necesario –en la gran mayoría de los casos- para proyectos relacionados con la implementación de sistemas. En el resto de las transformaciones, continúa siendo un tema “deseable”, es decir, si alcanza, se hace.

La reflexión la hago basada en mi experiencia personal, pero además coincide con la experiencia de mis colegas que se dedican al mismo rubro (todos sus proyectos son cambios de ERP). Pareciera que es en este tipo de proyectos donde es “socialmente aceptable” la implementación de estrategias de Change Management, o al menos donde se validan los presupuestos. Cabe resaltar además, que quienes suelen estar al frente de este tipo de proyectos, son expertos de TI, conocedores de los impactos tecnológicos e incluso del negocio, pero ciertamente con la necesidad de apoyo para ese análisis y entendimiento del impacto en las personas que traerá el cambio. Lo anterior no es que esté mal, sino que en la práctica, lo que termina sucediendo es que se valora y prioriza el impacto tecnológico sobre el impacto vivencial de la transformación.

Así entonces, pareciera ser un tema cultural o simplemente que nos hemos acostumbrado a asociar a Change Management con una metodología demasiado compleja, costosa y posiblemente dolorosa a la que curiosamente, ¡nos resistimos! y por tanto, la vemos claramente viable en aquellos proyectos muy largos, complejos y que involucran cambios tecnológicos. Como si el resto de las transformaciones que pretendemos no requiriesen de una gestión.

 Para cerrar, comparto una última reflexión de cara a nuestros clientes y por qué a nuestros colegas interesados en el tema:

¿Qué podríamos hacer cada uno de nosotros para apoyar la compra de los beneficios del Change Management en los distintos proyectos de transformación en los que participamos?

O en otras palabras: ¿qué argumentos nos convencerían más al momento de decidir el incluir o no al Change Management como parte fundamental de nuestros proyecto

 

Entrada cortesia de Overlap

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